Lección del 20 de marzo del 2009



A pesar de no poder asistir a esta lección, debido a que me encontraba incapacitada, sé que el resto del grupo estuvieron en una puesta en común de la lectura del capítulo 1 de Gimeno Sacristán, sobre la concepción de currículu y, se habló acerca de la concepción del autor acerca de la evaluación curricular.




En el Diario Vasco, del Martes 03 de Julio del 2007, parece una nota acerca de algunos comentarios del autor, que a continuación les presento:


«El compromiso del profesor debe ir más allá de la protesta por las condiciones laborales»
El pedagogo José Gimeno dice que hay que repensar el modelo educativo «Estamos pidiendo a la escuela que actúe en demasiados frentes»
ARANTXA ALDAZaldaz@diariovasco.com/

EL PERFIL
Jose Gimeno Sacristán es catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de Valencia. Autor de numerosas publicaciones, como La educación que aún es posible, El alumno como invención y Los retos de la enseñanza pública. Fue consejero técnico del Ministerio de Educación en 1983.
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SAN SEBASTIÁN. DV. Cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor, pero en el caso de la profesión docente, los días que corren distan mucho de ser alentadores. Lo dice el pedagogo José Gimeno Sacristán, que habló ayer en Donostia de «la crisis» del modelo educativo y de la enfermedad que acecha a los profesores, un colectivo al que «le han caído todos las peticiones que otros no han podido cumplir», convirtiéndose con los años en un «pararrayos social» al que se le pasa revista cada vez que se detecta un problema. Gimeno, catedrático en la Universidad de Valencia, no habló de forma condescendiente sobre el gremio, pero sí admitió que las funciones docentes quedan desdibujadas por los continuos cambios normativos a los que están sometidos con las diferentes administraciones, lo que dificulta el buen hacer en las aulas. «Caminamos por detrás de las modas. No tenemos un referente intelectual estable en el que basarnos, ni una escuela que mantenga unas coordenadas», criticó durante la charla que ofreció en los Cursos de Verano de la UPV.
La profesión, reclama Gimeno, tiene que repensar el modelo educativo y recuperar el espíritu «clásico», «no actuar como un cerebro informático, ni como funcionarios», sino como «sujeto de la acción» con un grado de implicación mayor en las clases. «La práctica de la enseñanza es moral, a la que hay que analizar a la luz de valores morales y de justicia. Los profesores son buenos o malos en su profesión si son justos o no, si defienden valores de moralidad. Aprobar o suspender es un oficio comprometido, de tomar decisiones, algo más que protestar por las condiciones laborales» del colectivo profesional, cuya reivindicación básica, dijo el profesor, es lograr la jubilación anticipada. «Piden desaparecer del mapa laboral en lugar de reclamar dignidad profesional. Cuanto antes les manden a casa, mejor».
Gimeno echa en falta «compromiso» y un consenso sobre las funciones docentes para no eclipsar su trabajo, que, al fin y al cabo, es educar, aunque es precisamente en el contenido donde más problemas surgen. «La crisis en la que está envuelta la profesión tiene mucho que ver con la crisis de los contenidos en la enseñanza. Lo que llaman la Sociedad de la Información ha aumentado el caudal de información. No se puede abordar todo y ahora estamos pidiendo a la escuela que actúe en muchos frentes. La cantidad de cosas que habría que enseñar es inabordable», asegura. «Condenados al infierno»La última polémica se llama Educación para la Ciudadanía, la asignatura que se incluye en el nuevo plan de estudios de la LOE.
Gimeno, que fue consejero técnico en el Ministerio de Educación en los años ochenta, criticó con sarcasmo las presiones del Episcopado. «Los profesores tendrán que tener cuidado porque están condenados al infierno. Si la nueva asignatura es un mal, el que la imparta será el pecador. Ser profesor será más complicado».En mitad de la reforma, la profesión «no ha asumido la crisis» que le rodea, insiste el pedagogo. «La población ha cambiado y los profesores no se enteran. Algo patógeno debe de estar ocurriendo porque todo el mundo habla de la situación del profesorado. No podemos lamentarnos de la pérdida de protagonismo social, sino demostrar nuestra importancia a la hora de intervenir en las obligaciones sociales».

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